La vida útil de Rudesindo Cantarell.
- En su barco “Centenario del Carmen”, en julio de 1961, en una peregrinación de la Virgen del Carmen, descubrió –sin saberlo- el campo petrolífero más grande del planeta, hasta entonces.
Ciudad del Carmen
Por Herbert J. Chang D.
Rudesindo Cantarell Jiménez (1914-1997), conocido por ser quien descubrió el campo petrolero más importante de México y el segundo más grande del planeta, actualmente Complejo Cantarell.
Mientras navegaba en la embarcación “Centenario del Carmen”, en julio de 1961, en una peregrinación de la Virgen del Carmen, se percató de una mancha que brotaba del mar.
Cuando en 1968 arribó a Coatzacoalcos a vender huachinango, tuvo una charla con un amigo petrolero, quien le recomendó que avisara a Pemex sobre el hallazgo. Así lo hizo, y aunque no le prestaron mucha atención, le aseguraron que mandarían una comisión a la Sonda de Campeche para analizar la posibilidad de que existiera petróleo en la zona.
Tres años más tarde, en 1971, la comisión de Pemex se puso en contacto con Rudesindo, quien los llevó al sitio, para ese entonces llamado “La chapopotera”. Tomaron muestras, se enviaron a Coatzacoalcos y al Distrito Federal, y los resultados de esos análisis fueron el campo petrolero más grande de Hispanoamérica.
SU VIAJE
Cuando Rudesindo Cantarell se subió al ADO en Ciudad del Carmen, llevaba una bolsa de plástico consigo, que guardaba como si fuera un tesoro. Esa noche, el ADO tomaría la última panga para emprender el viaje hacia Coatzacoalcos, y llegar amaneciendo.
Cantarell no pudo dormir, iba ante todo molesto de dar vueltas. El camaronero de unos 55 años de edad buscaba a quien culpar de su tragedia: hacía tiempo que unas manchas de aceite arruinaban la red de su barco. Ya había hecho un viaje a Coatzacoalcos explicando su situación, pero era ignorado.
Así llegó Cantarell con su reclamo por enésima ocasión, pues le habían pedido que llevara una muestra de la red dañada:
-A ver, Rudesindo, traiga un pedazo de red con el chapopote- le habían indicado, con más ganas de quitárselo de encima que otra cosa.
Estaba tempranito esperando en la recepción de la Gerencia, calculando cuánto le cobraría a Pemex por los daños a sus redes, cuando finalmente lo llamaron:
-Rudesindo, aquí unos geólogos de la Superintendencia de Exploración quieren platicar con usted-.
Él les platicó esa historia que ya estaba cansado de contar: Su paso frecuente por la zona con las manchas de aceite y el burbujeo, los daños a sus redes que quedaban a veces inutilizadas y, como epílogo, sacó de su bolsa de plástico el pedazo de red manchada con petróleo.
Los geólogos escuchaban atentamente al pescador y, con un gran mapa, trataban de ubicar la zona de interés, mientras un técnico de laboratorio llevó el pedazo de red para hacer un análisis rápido.
Cuando el técnico regresó, Cantarell devoraba una gigantesca torta que le habían invitado, mientras seguía calculando cuánto dinero debía cobrar a la entonces paraestatal por los daños a sus redes y si debía descontar el costo de la torta invitada.
En eso, sonó un teléfono en el cuarto piso de uno de los viejos edificios de Marina Nacional.
-Sí, confirmado, es aceite de unos 28 grados API. Sí señor, de inmediato. Don Rudesindo, le vamos a dar el aventón a Ciudad del Carmen, sólo que le vamos a pedir que nos lleve en cuanto pueda en su barco al lugar donde se le dañó la red-.
Cantarell aceptó a regañadientes, sólo después de que le prometieron el pago de la red y el combustible que iba a gastar en el paseo.
Primero fue el pozo Chac, luego el Akal y, al probar el tercer pozo, se confirmaba el descubrimiento del megayacimiento, el mayor que jamás se había encontrado en el mar en todo el planeta, hasta entonces.
Fuente: La mejor 100.5 Fm.
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