Despetrolizando.
Por Macario Schettino
Ya alguna vez le he comentado que México no es un país petrolero, y que sólo pareció serlo durante el tiempo de Cantarell. Antes del descubrimiento de este inmenso manto, apenas si nos alcanzaba lo que producíamos para nuestro consumo. Ahora que se acaba, igual. Pero la creencia es difícil de corregir. Si el mito del cuerno de la abundancia ha durado más de 100 años, pues el del petróleo tiene un par de décadas más de vida, yo creo.
Durante la primera mitad del año, la producción de petróleo en México fue de dos millones 260 mil barriles diarios, un 9.0 por ciento menos que en la primera mitad del año pasado. Eso nos ha permitido exportar poco más de un millón de barriles diarios de crudo, mientras importamos 700 mil barriles diarios de petrolíferos diversos, en su mayoría gasolina y diésel. Al considerar petroquímicos y gas, ya entramos en déficit en la balanza de hidrocarburos. En junio, por cierto, Cantarell (Akal) rompió la barrera de 100 mil barriles diarios. Después de producir casi dos millones en un día, ahora no llega a 100 mil.
La abundancia que apareció a fines de los setenta desaparece poco menos de 40 años después. Lo que nos dejó fue, me parece, una tragedia. Por creer que éramos ricos, empezamos a gastar como tales en tiempos de López Portillo, y fuimos a la quiebra. Porque Cantarell en verdad producía muchísimo, aprovechamos para no enfrentarnos con nuestros defectos en el sexenio de De la Madrid, y para posponer incluso una reforma fiscal seria en los sexenios de Salinas, y luego de Fox. Con Zedillo, el petróleo nos permitió salir con cierta rapidez de la crisis de 1995. Calderón intentó una reforma energética profunda pero se le negó, para hacerla ya con Peña en la presidencia. Ya está.
De 1979 a la fecha, Cantarell produjo 13 mil 300 millones de barriles de petróleo, y de 1990 para acá fueron prácticamente 10 mil millones de barriles. A los precios vigentes en cada año, significan 312 mil millones de dólares, alrededor de 120 por ciento del PIB actual. Si usted se pregunta en dónde está ese dinero, está en las bolsas de millones de mexicanos, que pudieron pagar menos impuestos durante décadas porque vivíamos del petróleo. Desde 1990 el petróleo ha dado al gobierno el equivalente a un año de PIB, de forma directa, y a través de Pemex otro 60 por ciento. Si usted es de los que insisten en que todo es consecuencia de la corrupción, es en este 60 por ciento en donde puede estar el saqueo. Tengo la impresión de que podemos pensar que un 20, tal vez 30 por ciento de ese dinero se fue en corrupción de funcionarios, contratistas y sindicato. Lo demás, aunque a usted no le guste, se repartió entre los 120 millones de mexicanos.
Cantarell representó más o menos un tercio del total que se producía en México en los ochenta y noventa, llegó a ser 60 por ciento a inicios de este siglo, y hoy es 5.0 por ciento. Sin ese inmenso manto, producimos suficiente para nuestro consumo, y poco más. Para mí, así está bien. Podemos, con la reforma energética, garantizar abasto a buen precio en petróleo, gas y electricidad, y eso es todo lo que debemos esperar del sector.
Pero ya no podrá el gobierno (es decir, usted) vivir del petróleo. Gracias a la caída en precio y producción, los ingresos petroleros son hoy 15 por ciento del total del gobierno, 4.0 por ciento del PIB. Si queremos mantener el gasto en educación y salud, e incrementarlo en seguridad y en ciencia y tecnología, tendrá que salir de impuestos. Se acabó lo que se daba.
El autor es profesor de la Escuela de Gobierno, Tec de Monterrey.
Twitter: @macariomx
Fuente:
http://m.elfinanciero.com.mx/
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